Es la primera vez que organizo un grupo para ir a una manifestación.
Recuerdo la primera vez que fui a una, tendría unos 10 años y nos llevó mi abuela. También recuerdo que al final tuvimos que refugiarnos en el portal de una casa porque la policía estaba disparando balas de goma que rebotaban por el suelo, yo no tenía la sensación de peligro pero mi madre se asustó tanto que no quiso que fuéramos a ninguna más hasta la mayoría de edad, pero al año siguiente volvimos a ir y no pasó nada. Eso no quiere decir que me guste ir a manifestaciones, normalmente me agobia el exceso de gente, pero hay motivos que valen el esfuerzo, visualizar la asexualidad me pareció uno muy bueno.
Ese sábado me dirigí al punto de encuentro después de ir a saludar a Pau que estaba de voluntarie en la Biblioteca Vivent del colectivo Enrenou en la Plaça Universitat. Pau sí que es une activiste de largo recorrido como Elena, ambes de dicho colectivo, elles nos demostraron verdadera ilusión por que por fin hubiera asexuales en una manifestación reivindicativa como esta. No hacía mucho calor debido al viento que venía de la montaña de Collserola. Cuando llegué ya me estaba esperando Alex.andra vestida para la ocasión, ya que tenía que salir en un acto público de estas características sin estar del todo cómoda con la situación, hacerlo al menos de blanco con elegancia. Poco después vino Toni con un polo negro y cargado con la bandera dentro de la mochila.
El día antes, en un ataque de pánico por la posibilidad que nadie entendiera quienes éramos, hice una pancarta con cartulinas, cartón, fieltro de colores, tijeras, pegamento, velcro e imaginación representando la bandera asexual y los símbolos de los distintos espectros. No tenía ni idea si aguantaría en pie toda la marcha y de hecho aguantó gracias a la paciencia de Toni en sujetarla, porque mi invento estaba empeñado en doblarse y caer a acusa del viento. También llegó Arsenic, con camiseta lila, a pesar de que el Eixample de Barcelona le desoriente con todas sus calles iguales nos encontró.
Entonces nos dimos cuenta que con mi blusa de tirantes gris entre los cuatro formábamos la bandera asexual si nos colocábamos en el orden correcto. Reímos. Como era temprano y todavía quedaba tiempo para el comienzo de la marcha decidimos tomar algo sentados en algún bar. Al cabo de un rato aparece Gemma y por último Pablo. Después de las presentaciones Pablo nos contó sus experiencias con la prensa y en los programas a los que había sido invitado, y que por muy preparado que se vaya las cosas pueden salir bien o complicarse. De todo se aprende y hay que perseverar.
Era la hora, la marcha había empezado y debíamos incorporarnos. Teníamos la referencia de un camión que no vimos, pero seguimos a la gente, con el sol a la espalda comenzamos a caminar hacia les Rambles. Seguimos conversando y compartiendo experiencias junto con otros colectivos en un ambiente festivo y respetuoso. Los turistas, haciendo fotos preguntándose que estaríamos reivindicando, aunque las numerosas banderas arcoiris daban una pista.
Había gente pero sin agobios, familias enteras con sus mascotas caminando juntas. Ya en les Rambles fotógrafos profesionales nos hicieron fotos, algunos de nosotros sentimos cierto vértigo ante la perspectiva de salir en algún medio y que nos reconociera alguien cercano, pero fuimos a la manifestación para visibilizar la Asexualidad, así que teníamos que aceptar dicha posibilidad y afrontarla.
Llegamos al fin a Plaça Sant Jaume, éramos de los últimos y después de la actuación del grupo de percusión que animó durante toda la marcha empezaron la lectura de los manifiestos de los diferentes colectivos. Habíamos completado una acción que no resultó fácil para algunos de nosotros, pero que ya habían iniciado otros. Sentimos la importancia de reivindicar algo que nos representa. Es satisfactorio dar un paso más hacia la normalización de la condición de cada uno, en nuestro caso la Asexual.